En un mundo cada vez más tecnológico, la inteligencia artificial (IA) está transformando rápidamente el panorama laboral. Avital Balwit, una joven profesional de 25 años que trabaja como jefa de personal del director ejecutivo de Anthropic, reflexiona sobre la posibilidad de que los próximos cinco años sean los últimos en los que trabaje de la manera tradicional que conocemos. Esta perspectiva no surge de circunstancias personales como enfermedad o fortuna financiera, sino de la inminente revolución tecnológica que amenaza con redefinir completamente el concepto de empleo.
Navegando el futuro laboral en la era de la IA |
La revolución silenciosa: Cómo la IA está cambiando el concepto de trabajo
El avance imparable de la IA
Balwit describe cómo, con cada iteración de los modelos de
IA en su empresa, se enfrenta a sistemas cada vez más capaces y versátiles.
Estos modelos ya pueden generar contenido coherente sobre una amplia gama de
temas, resumir y analizar textos de manera competente. Como antigua escritora
freelance, Balwit es especialmente consciente de cómo estas habilidades, que
antes eran exclusivamente humanas, están siendo rápidamente igualadas o
superadas por la IA.
La reacción general entre los trabajadores del conocimiento
ante estos avances es a menudo de negación. Muchos se aferran a las áreas donde
la IA aún tiene dificultades, ignorando la creciente lista de tareas en las que
ya ha alcanzado o superado el nivel humano. Sin embargo, Balwit argumenta que
la comparación relevante no es si la IA es mejor que el mejor humano en una
tarea determinada, sino si es mejor que el humano promedio que normalmente
realizaría esa tarea.
El impacto en diferentes sectores
Balwit prevé que la IA sobresaldrá primero en cualquier tipo
de trabajo que pueda realizarse en línea. Esto incluye redacción, preparación
de impuestos, servicio al cliente y muchas otras tareas que ya están en proceso
de automatización. Incluso campos más complejos como el desarrollo de software
y el derecho contractual están comenzando a sentir el impacto de la IA.
Sin embargo, no todos los trabajos se verán afectados al
mismo ritmo. Aquellos que implican movimientos físicos delicados y variados
guiados por conocimientos específicos de la situación, como electricistas,
jardineros, fontaneros o joyeros, probablemente conservarán su relevancia durante
más tiempo. Las industrias altamente reguladas como la medicina o el servicio
civil también mantendrán la participación humana por más tiempo, aunque con un
número decreciente de trabajadores cada vez más complementados por sistemas de
IA.
Interesantemente, Balwit sugiere que habrá trabajos donde se
preferirá a los humanos sobre las IA, incluso si estas últimas pueden realizar
la tarea igual o mejor. Estos "trabajos nostálgicos" incluirían roles
como consejeros, enfermeras, cuidadores de ancianos, maestros de preescolar o
líderes religiosos, donde el valor radica en la relación humana más que en la
eficiencia de la tarea.
El desafío psicológico del desempleo
Uno de los mayores desafíos que plantea esta transición es
cómo afectará psicológicamente a las personas. Tradicionalmente, el desempleo
se ha asociado con numerosos efectos negativos en la salud física y mental. Sin
embargo, Balwit argumenta que muchos de estos efectos negativos podrían estar
más relacionados con el estigma social y las dificultades financieras asociadas
al desempleo que con la falta de trabajo en sí.
Citando varios estudios, Balwit sugiere que cuando el
desempleo es generalizado y no se percibe como un fracaso personal (como
durante la pandemia de COVID-19 o los cierres de plantas), los efectos
psicológicos negativos pueden ser significativamente menores. Esto podría
indicar que en un futuro donde el desempleo sea la norma debido a la
automatización generalizada, las personas podrían adaptarse mejor
psicológicamente.
Replanteando el concepto de trabajo
Balwit nos invita a reconsiderar nuestra concepción actual
del trabajo. Señala que la cantidad de horas que las personas trabajan ha
disminuido significativamente en los últimos 150 años, y que esta tendencia
continúa a medida que los países se enriquecen. ¿Por qué, entonces, deberíamos
asumir que la jornada laboral actual de 40 horas semanales es la cantidad
óptima?
Además, Balwit explora cómo diferentes grupos han manejado
históricamente el "no trabajo". Los aristócratas del pasado, por
ejemplo, llenaban su tiempo con actividades sociales, pasatiempos, arte y
filosofía. Aunque no tenemos datos concretos sobre su bienestar, la percepción
general es que llevaban vidas satisfactorias.
El desafío del tiempo libre
Un aspecto crucial que Balwit aborda es cómo las personas
manejarán grandes cantidades de tiempo libre. Citando estudios sobre el tema,
sugiere que existe una relación en forma de U invertida entre el tiempo libre y
el bienestar subjetivo. Es decir, tener muy poco tiempo libre es perjudicial,
pero tener demasiado también puede serlo. La clave parece estar en cómo se
utiliza ese tiempo: actividades "sociales" o "productivas"
parecen ser beneficiosas, mientras que el tiempo "solo" o "no
productivo" puede ser problemático.
Lecciones de otros grupos
Balwit examina varios grupos que pueden ofrecer perspectivas
sobre cómo podría ser una vida sin trabajo tradicional:
- Jubilados:
Aunque los estudios sobre el impacto de la jubilación en la felicidad y la
salud muestran resultados mixtos, hay evidencia de una trayectoria en
forma de U en la felicidad basada en la edad, con las personas mayores
(generalmente jubiladas) reportando niveles más altos de felicidad.
- Mujeres:
La entrada masiva de las mujeres al mercado laboral formal en el último
siglo no parece haber aumentado significativamente su felicidad, lo que
sugiere que el trabajo formal no es necesariamente un requisito para el
bienestar.
- Aristocracia
histórica: Aunque no tenemos datos concretos, la percepción es que estos
grupos, que esencialmente vivían sin necesidad de trabajar, llevaban vidas
satisfactorias llenas de actividades sociales, culturales y de ocio.
El futuro post-trabajo
Balwit especula sobre cómo podría ser una sociedad donde el
trabajo ya no sea necesario para la supervivencia. Cita la serie de ciencia
ficción "La Cultura" de Iain Banks, que describe una sociedad
post-escasez donde la única necesidad insatisfecha es el deseo de no sentirse
inútil. En este escenario, las personas encuentran propósito en actividades de
exploración y mejora de otras civilizaciones.
Preparándose para el futuro
Balwit sugiere que podemos prepararnos para este futuro
cultivando actividades que disfrutemos por sí mismas, independientemente de
nuestra habilidad o eficiencia en ellas. Ya sea bailar, aconsejar a amigos, o
practicar un nuevo deporte, el valor estará en la experiencia y la relación, no
en la excelencia o la productividad.
Además, Balwit plantea la posibilidad de que las mismas IA
avanzadas que nos desplacen del trabajo tradicional puedan ayudarnos a
encontrar soluciones para la infelicidad o la pérdida de propósito que su
llegada pueda causar.
¿Podríamos ser más felices en un mundo sin trabajo?
El artículo de Balwit nos presenta un futuro tanto desafiante como potencialmente liberador. Aunque la perspectiva de un mundo sin trabajo tradicional puede parecer alarmante, también ofrece la posibilidad de redefinir nuestras vidas de maneras más satisfactorias y significativas. El desafío será adaptarnos a este nuevo paradigma, encontrando propósito y satisfacción en actividades que vayan más allá de la productividad económica tradicional.A medida que avanzamos hacia este futuro incierto, será
crucial mantener un diálogo abierto sobre estos temas, considerando
cuidadosamente cómo queremos dar forma a nuestras sociedades y vidas
individuales en un mundo donde el trabajo ya no sea el centro de nuestra
existencia. El artículo de Balwit sirve como un importante punto de partida
para estas conversaciones, invitándonos a imaginar y prepararnos para un futuro
radicalmente diferente, pero potencialmente más enriquecedor.
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